En la mayoría de las industrias se ha avanzado mucho en el uso de guantes de seguridad. Pero por que mejor no hablamos de la importancia de protección de brazos en el trabajo. Sin embargo, aún existe un error muy común: los brazos quedan expuestos. Esta práctica crea una falsa sensación de seguridad, ya que aunque las manos estén protegidas, la zona que conecta la muñeca con el codo es una de las partes que más sufre accidentes.

Los colaboradores realizan movimientos constantes: levantar, empujar, ajustar herramientas, manipular materiales, limpiar superficies, soldar o cortar. En todos estos procesos, el brazo queda vulnerable a riesgos que pueden generar lesiones serias.
Por eso, la protección de brazos en el trabajo no es un lujo ni un accesorio adicional, sino una necesidad básica para reducir accidentes y mantener la integridad del personal.
Riesgos que afectan directamente los brazos
Los brazos participan activamente en casi todas las actividades manuales, por lo que están expuestos a peligros permanentes. A continuación, los riesgos explicados de manera más profunda:
🔥 1. Quemaduras térmicas y exposición al calor
En soldadura, mecanizado, fundición y actividades con altas temperaturas, los brazos reciben chispas, partículas calientes y radiación térmica.
Incluso si los guantes son resistentes al calor, el movimiento natural del trabajo expone el antebrazo, que suele ser la primera parte en recibir una salpicadura o chispa.
Estas quemaduras pueden ser leves o de segundo grado, afectando la movilidad y requiriendo curación prolongada.
🔧 2. Cortes, laceraciones y desgarros de piel
El manejo de láminas, vidrio, metal, herramientas afiladas o piezas con bordes irregulares provoca uno de los accidentes más comunes: cortes en el brazo.
En un movimiento rápido o al acomodar materiales, el brazo puede rozar superficies filosas causando lesiones profundas que requieren suturas o incluso inmovilización.
Esto sucede especialmente en talleres, almacenes, ensamble y construcción.
⚡ 3. Contacto con electricidad o calor por inducción
Aunque el riesgo eléctrico suele asociarse a las manos, los brazos también pueden tocar cables energizados o puntos calientes sin darse cuenta.
Además, algunos procesos industriales generan calor por inducción que puede quemar superficialmente el brazo, aun sin contacto directo.
🧪 4. Salpicaduras químicas y sustancias irritantes
En plantas químicas, mantenimiento, limpieza industrial o procesos con solventes, los brazos pueden recibir salpicaduras de sustancias corrosivas o irritantes.
Un pequeño derrame puede causar quemaduras químicas, irritación, picazón o reacciones alérgicas.
El riesgo aumenta al estirarse para alcanzar recipientes o mezclar productos.
🧱 5. Raspaduras y fricción constante
En almacenes, construcción, producción o carpintería, los brazos rozan objetos, cajas, madera, metal o maquinaria constantemente.
Este contacto repetitivo genera raspaduras, moretones y desgaste de la piel, afectando el confort y el rendimiento del trabajador.
📦 6. Golpes y contusiones por manipulación de materiales
Cargar objetos grandes, mover piezas pesadas o trabajar en espacios reducidos provoca golpes involuntarios en el brazo.
Las contusiones pueden convertirse en inflamación y dolor constante que interfiere con la actividad diaria.
🦠 7. Riesgos biológicos y contaminación
En industrias como limpieza, reciclaje o alimentos, los brazos pueden entrar en contacto con residuos contaminados o microorganismos.
Si el trabajador tiene cortaduras previas o la piel irritada, el riesgo de infección aumenta considerablemente.
El error común: confiar solo en los guantes.
Muchos obstáculos creen que proteger las manos es suficiente, pero el movimiento natural de la actividad laboral deja espacios abiertos entre el guante y el uniforme.
Cada vez que el trabajador estira, levanta o rota el brazo, el antebrazo queda expuesto.
Esto rompe la continuidad del EPP y permite que los riesgos ingresen justo por donde no hay protección.
La protección de brazos en el trabajo debe ser una extensión natural de la protección de manos para que el equipo esté realmente seguro.
La solución adecuada: uso de mangas de seguridad
Las mangas de seguridad cubren la zona que más accidentes sufre: desde la muñeca hasta la parte superior del brazo.
Brindan una barrera resistente contra cortes, quemaduras, fricción, químicos y golpes menores, sin limitar la movilidad ni interferir con las tareas del trabajador.
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Al incorporar mangas al uniforme diario, la protección se vuelve integral y continua, evitando los huecos que permiten accidentes.
Si ya cuidas las manos de tu equipo, es momento de proteger también sus brazos. Los riesgos no se detectan en la muñeca, y la seguridad tampoco debe hacerlo.
La protección adecuada permite reducir accidentes, prevenir lesiones y garantizar un entorno laboral seguro y eficiente.
La verdadera seguridad empieza cuando proteges todas las áreas expuestas, no solo una parte.